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Manuel Montilla y Montilla

Héroes sin rostro

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Produktdetails

Verlag
GRP
Erschienen
2019
Sprache
Espanol
Seiten
284
Infos
284 Seiten
ISBN
6610000153060

Kurztext / Annotation

'Héroes sin Rostro' es la historia humana de Manuel Montilla y Montilla, combatiente y aviador de caza en la Guerra Civil Española, de 1936 a 1939.
Además de relatar sus vivencias como piloto militar, nos deleita con sus conquistas amorosas tanto en España como en Rusia y Francia, así como con las aventuras y vicisitudes por las que tuvo que atravesar para salir de su amada tierra, escapar del campo de concentración en Francia y embarcarse en una nueva aventura rumbo a tierras mexicanas.
En su relato expresa detalladamente y con vívida emoción, tanto los horrores de la guerra, como los constantes momentos de incertidumbre, sus pasiones y los sueños de un joven leal y apasionado.

Textauszug


PILOTO DE CAZA DE LA REPÚBLICA

ESTÁ AMANECIENDO y ante mis ojos aparece de pronto el azul intenso del Mar Mediterráneo. Poco a poco, desde el asiento del camión, veo aparecer el Mar Menor y pegado a sus orillas el pueblo con sus casitas blancas y rodeado de palmeras. Al lado está la base aérea de Los Alcázares, meta final de mi viaje. Este fue un trayecto pesado. Todo un día y una noche. A ratos durmiendo, a ratos despierto, y cabalgando en las alas de mi ilusión.

Ya era de día cuando nos detuvimos a la puerta de la base. Me presento al oficial de guardia y le enseño el oficio y la carta que traigo. De inmediato me manda, acompañado por un soldado, a uno de los pabellones en donde se alojan los que nos vamos a encaminar. Dejo encima de una de las literas que está libre mi modesto equipaje: una maleta con dos camisas, dos pares de calcetines, un cepillo de dientes y una máquina de afeitar.

Marcho a la jefatura de la base a presentarme y ahí un oficial me indica que tengo el día libre para descansar y que mañana a las 8 horas me presente en el pabellón número 2, donde tengo que pasar el examen teórico, escrito y oral. Si apruebo, pasaré al examen médico. Nos examinan por grupos de cien. Mañana pasaremos a examen tres grupos, o sea trescientos aspirantes a alumnos pilotos. Me regreso al pabellón. Adentro y afuera está lleno de futuros alumnos. Más de doscientos. Casi todos civiles. Yo soy de los pocos que lleva uniforme de milicia y los demás me miran casi como un bicho raro. Alguno me pregunta que de dónde vengo. Yo le contesto que del frente de Madrid. Sigo de largo. Estoy muy cansado para ponerme a conversar. Ya el sol comienza a calentar y tengo un sueño espantoso. Llego a mi litera, me quito las botas y sin desvestirme me acuesto y me quedo completamente dormido.

-¡Compañero!

Alguien me llama, al mismo tiempo que me tocan el brazo. Abro los ojos con dificultad.

- Compañero, es la hora del rancho. Si no vienes a comer, tendrás que esperar hasta la noche.

-Gracias -le digo.

Me levanto rápidamente, me mojo la cara para acabar de despertarme y me peino. En un momento estoy camino del comedor con el compañero que me despertó y varios más que estaban esperando. El rancho es bueno y nos dan vino de discreción.

Mientras comemos no dejan de preguntarme noticias del frente. Ninguno de los que están alrededor de mí ha estado en las trincheras. La mayor parte viene de la zona de Levante y Cataluña, aunque hay de casi todas las regiones de España. Realmente en el frente es difícil enterarse de cuándo va a haber cursos, pues casi no llegan periódicos con este tipo de noticias. Yo me enteré e hice mi solicitud cuando estaba en el hospital. Lógicamente, la mayor parte son paisanos que estaban en la retaguardia. Después de comer, salimos todos por el pueblo. Con la charla me voy enterando cómo es el asunto de examen y empiezo a desmoralizarme un poco. Sólo hay cien plazas vacantes para la escuela de pilotos. Ya han examinado como a dos mil y no han aprobado más que sesenta.

Falta por examinar a otros tantos o más. En cuatro días habrán terminado con todos. El examen teórico no es difícil, me dicen, y por lo que me informan estoy seguro de pasarlo, pues soy bachiller y tengo el primer año de la carrera de Ciencias Exactas, además he aprobado el examen de la oposición de ingreso a la academia militar. No digo más de esto. El problema, me dicen, es el examen médico. Hay que tener una condición física excelente. Realmente no me lo explico. Todos somos muchachos de dieciocho a veinte años, como máximo. Todos aparentemente de buenas condiciones físicas.

En fin, ya veremos qué pasa, pienso.

Al día siguiente, a las ocho de la mañana, me toca el examen teórico. Si apruebo ese mismo

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