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Produktdetails

Verlag
IberiaLiteratura
Erschienen
2015
Sprache
Espanol
Seiten
1279
Infos
1279 Seiten
ISBN
978-3-95928-124-9

Kurztext / Annotation

Ebook con un sumario dinámico y detallado: La historia tiene lugar en Inglaterra y gira en torno a una bella joven de la aristocracia llamada Rachel Verinder quien en el día de su décimo octavo aniversario recibe como legado un fabuloso diamante conocido como 'la piedra lunar' (The moonstone). El diamante provenía de la India y le había sido legado por su tío John Herncastle, un corrupto oficial inglés que había prestado servicios en esa entonces colonia inglesa. El diamante, además de su incalculable valor, tenía una enorme significación religiosa. En efecto, Herncastle lo había arrancado de la frente de una deidad hindú durante la toma de Srirangapatna, asesinando para ello a los monjes a cargo de su custodia. A partir de ese momento, tres devotos consagrarían su vida a recuperar del diamante. La narración utiliza elementos históricos reales, tales como la mencionada batalla de Srirangapatna y probablemente otros concernientes los legendarios orígenes del Diamante Hope o tal vez del diamante Orlov. El cumpleaños de Rachel se celebra en un tenso, enrarecido ambiente. Entre los invitados se encuentran sus primos y a la vez pretendientes Franklin Blake y Godfrey Ablewhite. En esa ocasión, Rachel luce en sus atavíos el diamante y todos los invitados pueden verlo. Pero también tres funámbulos que merodeaban en los alrededores de la mansión. Más tarde en la noche, el diamante desaparece misteriosamente del dormitorio de Rachel. Los funámbulos son arrestados, pero el diamante no se encontraba en su posesión. Rachel se niega a responder a la policía y a que se efectúen búsquedas entre sus pertenencias, levantando así sospechas. Una joven al servicio de Raquel llamada Rosanna Spearman, enamorada a su vez de Franklin Blake, actúa asimismo de manera harto extraña y se suicida luego arrojándose en un siniestro pantano infestado de arenas movedizas. Rachel rechaza las atenciones de Franklin Blake y afectada de una profunda crisis emocional parte hacia Londres. .

Textauszug

II

Índice

Una o dos líneas antes he hablado acerca de mi ama. Ahora bien, jamás hubiera podido hallarse el diamante en la casa, que fue donde se perdió, si no hubiera llegado a ella en calidad de presente dirigido a la hija del ama; y la hija del ama, por su parte, no hubiese podido recibir jamás dicho presente, si no hubiera sido porque, con pena y trabajo, mi ama la hizo entrar en el mundo. En consecuencia, si comenzamos nuestra historia a partir del ama, tendremos que remontarnos bastante lejos en el pasado. Lo cual, permítanme que lo diga, es verdaderamente un cómodo comienzo, cuando tiene uno entre manos una labor como la mía.

Si saben ustedes algo respecto al mundo elegante, habrán oído hablar, sin duda, de las tres bellas Misses Herncastle: Miss Adelaida, Miss Carolina y Miss Julia, esta última, la más joven y bella de las tres hermanas, según mi opinión. Yo me hallaba en condiciones, como podrán comprobarlo ustedes más adelante, de actuar como juez en tal materia. Había entrado al servicio del viejo Lord, su padre (a Dios gracias nada tenemos que ver con él en este asunto del diamante; poseía la lengua más larga y el carácter más brusco que haya advertido yo jamás en hombre alguno de alta o baja condición, durante mi existencia); como les iba diciendo, había entrado yo al servicio del viejo Lord en calidad de paje de las tres honorables jóvenes, a la edad de quince años. Allí viví hasta el momento en que Miss Julia se desposó con el difunto Sir John Verinder. Hombre excelente, sólo se hallaba necesitado de alguien que lo gobernase, y, aquí entre nosotros, les diré que dio con la persona que se encargó de tal cosa, y que, lo que es más curioso, prosperó a causa de ello, engordó, llevó una feliz existencia y murió sin contratiempo, todo esto desde el instante en que mi ama lo llevó a la iglesia para casarlo, hasta el momento en que, luego de recoger su último suspiro, le cerró para siempre los ojos.

He omitido dejar constancia aquí de que yo seguía la novia para establecerme junto con ella en la casa y las tierras del novio.

-Sir John -dijo ella-, no puedo prescindir de Gabriel Betteredge.

-Señora mía -respondió Sir John-, yo tampoco podría prescindir de él.

Esta es la forma en que se conducía con ella..., y así fue como entré yo a su servicio. En lo que a mi respecta, érame indiferente ir a una u otra parte, con tal de hacerlo en compañía de mi ama.

Viendo que mi señora se interesaba por las faenas rurales, por las granjas y otras cosas por el estilo, me interesé yo también por ellas, tanto más cuanto que yo mismo era el séptimo hijo varón de un pequeño granjero. Mi ama me colocó bajo las órdenes del baile y yo cumplí al máximo, la dejé satisfecha, y logré ser ascendido en consecuencia. Algunos años más tarde, un día lunes, creo, mi ama dijo:

-Sir John, vuestro baile es un viejo estúpido. Otórgale una pensión liberal y designa a Gabriel Betteredge para que le reemplace.

El martes, por así decirlo, Sir John dijo:

-Señora mía, el baile ha sido pensionado generosamente y Gabriel Betteredge habrá de reemplazarlo.

Sin duda habrán ustedes oído hablar, hasta el cansancio, de matrimonios que llevan una vida miserable. He aquí un ejemplo opuesto. Que le sirva ello de advertencia a unos y de estimulante a otros. Mientras tanto, habré de proseguir con mi relato.

Y bien: allí, dirán ustedes, gozaría yo de todas las comodidades. Ocupando un puesto honorable y de confianza, con una pequeña choza para vivir en ella, empleando la mañana en las rondas por la heredad, la tarde para efectuar las cuentas y la noche con mi pipa y mi Robinsón Crusoe ..., ¿qué otra cosa me faltaba para ser enteramente feliz? Recuerden lo que Adán echó de menos en el Jardín del Edén, cuando se hallaba solo en él, y si después de hacerlo no encuentran reprobable su conducta, no me condenen tampoco a mí.

La mujer sobre la qu

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